¿Qué es el sesgo de exceso de confianza?
El sesgo del exceso de confianza es uno de los errores cognitivos más estudiados en psicología, mi ejemplo favorito es uno que aparece en el libro Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman.
Kahneman es conocido como el abuelo de la economía conductual, un campo de investigación fascinante que estudia cómo factores psicológicos influyen en nuestras decisiones.
Esta es la anécdota: Kahneman, junto con su equipo de investigación, fue invitado por el Ministerio de Educación de Israel a desarrollar un manual sobre toma de decisiones y juicio. El equipo, compuesto por expertos, estimó que la tarea les llevaría entre 1,5 y 2,5 años. Sin embargo, toda la evidencia disponible en proyectos similares indicaba que el promedio real era de siete a diez años.
Esta discrepancia se debió a una combinación de optimismo sobre sus propias capacidades y una tendencia a ignorar las complejidades imprevistas que suelen surgir en proyectos complejos.
Al final, el proyecto tomó ocho años y ni siquiera fue utilizado. Este ejemplo no solo subraya lo difícil que es para los humanos superar el sesgo del exceso de confianza, sino también cómo incluso los expertos caen en sus trampas.
Dos maneras de predecir: la visión interna y la visión externa
Kahneman aprendió una lección clave de esta experiencia: la distinción entre la visión interna y la visión externa al hacer predicciones. La visión interna se centra en el progreso realizado hasta el momento y en el optimismo sobre las capacidades del equipo. Por otro lado, la visión externa toma en cuenta datos empíricos y experiencias pasadas de otros proyectos similares. En este caso, la visión externa habría sido una guía mucho más fiable.
¿Cuánto tiempo has perdido por no usar datos reales en tus planes? Por ejemplo, al planificar una reforma o comenzar un negocio, solemos subestimar el tiempo, el esfuerzo y los costes involucrados, ignorando datos que podrían ayudarnos a evitar frustraciones innecesarias.
Algunos estudios (estudio) sobre la “falacia de la planificación” muestran cómo las personas tendemos a ignorar sistemáticamente los factores imprevistos en la estimación de recursos. Es tentador pensar que somos la excepción, el «copito de nieve» que desafiará las probabilidades. Sin embargo, las investigaciones demuestran que este pensamiento es, en sí mismo, una trampa cognitiva.

Sesgo de exceso de confianza en la vida cotidiana
Muchos de nosotros subestimamos el tiempo y el esfuerzo necesarios para alcanzar objetivos complejos, ya sea aprender una nueva habilidad, emprender un negocio o completar un proyecto importante en el trabajo. Este tipo de pensamiento refleja una falta de visión externa: ignorar el patrón estadístico en favor de un optimismo poco realista.
Lo mismo sucede en terapia psicológica. Por ejemplo, una persona que subestima el impacto de experiencias negativas como el bullying infantil podría pensar que «no le afectó tanto» pero subestimar el impacto del bullying es ignorar datos claros sobre sus efectos duraderos. (estudio)
Reconocer y aceptar estas realidades es el primer paso hacia el cambio. Los humanos somos como somos, no como nos gustaría ser; conocer nuestros sesgos y patrones no evita que nos afecten, pero sí nos da herramientas para manejarlos mejor.
Los humanos somos como somos, no como nos gustaría ser.
¿Cómo puedo evitar el sesgo de exceso de confianza?
El antídoto contra el sesgo del exceso de confianza no es eliminar nuestras emociones o intuiciones, sino cultivar una mentalidad crítica y científica. Existen intervenciones que han demostrado reducir significativamente la comisión de sesgos (estudio)
En lugar de tropezar una y otra vez con la misma piedra, podemos aprender de los datos, las investigaciones y las experiencias de otros. Por ejemplo, si sabemos que la mayoría de las personas tardan cierto tiempo en lograr un objetivo, es prudente planificar en función de ese dato, no de nuestras expectativas idealizadas.
Conclusión
El sesgo del exceso de confianza nos recuerda que los problemas que enfrentamos rara vez son únicos. La humanidad ha acumulado una gran cantidad de conocimientos sobre patrones y errores comunes. Ignorar esta riqueza de información en favor de nuestras «intuiciones» es optar por un camino más difícil y lento. Al adoptar una visión externa y valorar la estadística, podemos progresar más rápido y con menos obstáculos.
Aunque quizás la mayor lección consiste en darnos cuenta de que somos menos racionales de lo que creemos, y que incluso los mayores expertos en sesgos cognitivos son susceptibles a ellos.
A menudo lo comparo con las ilusiones ópticas: ser conscientes de su existencia no significa que podamos evitar que nos afecten. Comprender esto puede ayudarnos a liberarnos de la presión de la racionalidad, a ser más flexibles con los demás y con nosotros mismos, y, al final, a vivir con mayor serenidad.
Bibliografía
- Buehler, R., Griffin, D., & Ross, M. (1994). Exploring the «planning fallacy»: Why people underestimate their task completion times. Journal of Personality and Social Psychology, 67(3), 366-381.
- Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. Farrar, Straus and Giroux.
- Morewedge, Carey K., et al. «Debiasing decisions: Improved decision making with a single training intervention.» Policy Insights from the Behavioral and Brain Sciences 2.1 (2015): 129-140.
- Wolke, D., Copeland, W. E., Angold, A., & Costello, E. J. (2013). Impact of bullying in childhood on adult health, wealth, crime, and social outcomes. Psychological Science, 24(10), 1958-1970.