¿Qué es la humildad intelectual? su impacto en la empatía y la resiliencia emocional

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.

La humildad intelectual es una cualidad que, aunque a menudo subestimada, puede tener un impacto directo en nuestro bienestar. Se refiere a la capacidad de reconocer las limitaciones de nuestro propio conocimiento y la posibilidad de que nuestras creencias puedan estar equivocadas.

Desde una perspectiva psicológica, se considera un proceso metacognitivo que implica bajo dogmatismo y un reconocimiento de nuestros propios sesgos, se puede relacionar con la mentalidad de crecimiento, estudiada y popularizada por la psicóloga Carol Dweck

Beneficios comprobados: empatía y resiliencia emocional

La humildad intelectual tiene efectos positivos en nuestra capacidad de empatizar y en nuestra resiliencia emocional. Investigaciones recientes han demostrado que las personas con mayor humildad intelectual tienden a mostrar una empatía más precisa y equilibrada, lo que los autores denominan «resiliencia empática» (Lehmann et al., 2025). Este término describe la capacidad de comprender y compartir las emociones de los demás sin sentirse abrumado por ellas.

Esta habilidad actúa como un amortiguador emocional, protegiendo contra el «estrés empático» cuando nos encontramos frente a visiones diferentes a la nuestra. Cultivar la humildad intelectual puede mejorar nuestras habilidades sociales y emocionales, haciéndonos menos reactivos ante el conflicto.

Mitos comunes y aclaraciones sobre la humildad intelectual

A pesar de sus beneficios, la humildad intelectual a menudo es malinterpretada.

Uno de los mitos más comunes es que ser humilde intelectualmente es una señal de debilidad o falta de confianza. Sin embargo, requiere fortaleza decir “puede que me equivoque” en lugar de aferrarse tercamente a tener razón. Quien es intelectualmente humilde suele tener una autoestima firme, lo que le permite no atar su valía personal a estar en lo correcto.

Otro mito es que la humildad intelectual implica no tener convicciones firmes o ser relativista. En realidad, la humildad intelectual no exige renunciar a nuestras creencias, sino estar dispuestos a ajustarlas si aparece evidencia convincente en contra. Así, alguien humilde intelectualmente puede defender sus ideas con pasión, pero con mente abierta y disposición para aprender.

Herramientas prácticas para desarrollar la humildad intelectual

La buena noticia es que la humildad intelectual se puede cultivar. No es un atributo fijo con el que se nace, sino que existen estrategias para ser más humildes intelectualmente en el día a día.

1️⃣Practicar la escucha activa y la perspectiva ajena: Entrénate para escuchar genuinamente lo que la otra persona dice antes de preparar tu respuesta. Intenta resumir el punto de vista de tu interlocutor con la máxima precisión posible. Este ejercicio de poner atención plena y parafrasear la postura ajena (incluso si no la compartes) refuerza la apertura mental y te obliga a salir de tu propia burbuja de pensamiento.

El que pongas en palabras el punto de vista de otra persona no significa que lo compartas.

2️⃣Cultiva la curiosidad y el aprendizaje continuo: Exponte deliberadamente a perspectivas diversas: lee fuentes que desafíen tu punto de vista, conversa con gente de distinto trasfondo.

El mundo es demasiado complejo para que una sola visión lo abarque. Al sentirte cómodo explorando terreno desconocido, tu ego intelectual pierde rigidez y adopta una postura más humilde.

3️⃣Practica la autoafirmación para reducir la defensividad: Un obstáculo para la humildad intelectual es la reacción defensiva cuando desafían nuestras creencias (lo sentimos como un ataque al ego).

Una técnica útil es recordar tus valores personales antes de enfrentar información que contradiga tus ideas. Por ejemplo, antes de una discusión tensa, piensa en algo importante para ti (tu honestidad, tu familia, una cualidad que te define) que no dependa de ganar ese debate.

4️⃣Aprende de los errores y busca retroalimentación: Al normalizar el error y verlo como parte del aprendizaje, reduces la carga emocional de “estar mal”. Recibir comentarios constructivos sin defenderte entrena tu ego para que no domine tus reacciones y te orienta más hacia la búsqueda de la verdad que hacia tener la razón.

 

Ejemplos reales de humildad intelectual

Para ilustrar cómo la humildad intelectual puede transformar relaciones interpersonales, veamos un par de ejemplos prácticos:

  • Relaciones de pareja: Imaginemos una pareja con frecuentes desacuerdos. Si uno de los miembros practica la humildad intelectual (por ejemplo, admite que no tiene toda la razón y escucha sinceramente la postura del otro), la discusión se torna menos tensa y más colaborativa. Al mostrar apertura en lugar de terquedad, ambos logran elaborar una solución integrando ideas de los dos, fortaleciendo la confianza mutua. De hecho, estudios indican que la humildad intelectual de un miembro de la pareja puede mejorar la comunicación y aumentar la satisfacción en la relación (Jongman-Sereno et al., 2025).
  • Entorno laboral y liderazgo: En un equipo de trabajo, una líder intelectualmente humilde admite cuando no sabe algo y solicita las ideas de su equipo. Esta actitud genera un ambiente de confianza donde los empleados se sienten valorados. Si la líder comete un error, lo reconoce en lugar de ocultarlo; lejos de perder autoridad, gana respeto y lealtad. Como resultado, el grupo trabaja con más apertura y nadie teme compartir problemas o equivocaciones. Estudios organizacionales reflejan esto: los líderes humildes logran un mejor clima de trabajo y equipos más efectivos (Owens & Hekman, 2012).

Conclusión

La humildad intelectual nos ofrece un camino para mejorar nuestras relaciones y nuestra capacidad de adaptación emocional. Al reconocer nuestros límites cognitivos, nos volvemos más empáticos y resilientes, capaces de manejar el conflicto de manera constructiva. En un mundo polarizado, practicar la humildad intelectual puede ser transformador, ayudándonos a tender puentes y a crecer como personas. La invitación es a poner en práctica pequeñas acciones diarias que cuestionen nuestras certezas y nos abran a nuevas perspectivas.

Referencias

Jongman-Sereno, K. P., Leary, M. R., & Lehmann, B. A. (2025). Intellectual humility and interpersonal relationships: The role of intellectual humility in conflict resolution and relationship satisfaction. Journal of Social and Personal Relationships.

Lehmann, M., Genzer, S., Kassem, N., Van Tongeren, D. R., & Perry, A. (2025). Intellectual Humility Predicts Empathic Accuracy and Empathic Resilience. Personality & social psychology bulletin, 1461672241313427. Advance online publication. https://doi.org/10.1177/01461672241313427

Owens, B. P., & Hekman, D. R. (2012). Modeling how to grow: An inductive examination of humble leader behaviors, contingencies, and outcomes. Academy of Management Journal, 55(4), 787–818. https://doi.org/10.5465/amj.2010.0441

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David Carcedo
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