Carl Rogers y la Psicología Humanista
La terapia opera en múltiples niveles y describir la experiencia de acudir a terapia puede resultar complejo. Sin embargo, Carl Rogers, quien propuso la terapia humanista, nos ofrece una visión del proceso terapéutico a través de sus reflexiones.
Uno de los principios fundamentales que Rogers defendía es la aceptación incondicional. Esta aceptación no solo es vital en la relación terapéutica, sino que también puede ser la base de todas nuestras interacciones genuinas. La aceptación incondicional implica recibir y comprender al otro sin juicios, creando un espacio seguro donde el paciente puede explorar y expresar sus emociones más profundas y aterradoras sin temor a ser rechazado.
El siguiente texto, adaptado del libro «El proceso de convertise en persona», ilustra la evolución de un paciente en su viaje terapéutico, destacando las etapas de inseguridad, revelación, aceptación y transformación. A través de este relato, adaptado de las ideas de Carl Rogers, vemos el funcionamiento de la terapia humanista, desde el punto de vista del paciente.
El proceso de convertirse en persona
La evolución del paciente puede seguir una serie de pasos que podemos describir de la siguiente manera:
Siento inseguridad hacia el psicólogo. Quiero ayuda, pero no sé si puedo confiar en él. Podría ver cosas en mí que ni siquiera conozco: elementos aterradores y negativos. Parece que no me juzga, pero estoy seguro de que sí. No puedo decirle lo que realmente me preocupa, pero puedo contarle algunas experiencias pasadas relacionadas con mi problema. Parece entenderlas, así que puedo revelar un poco más de mí.
Ahora que he compartido algo de mi lado negativo, siento que me desprecia. Estoy seguro de ello, aunque encuentro poca evidencia. ¿Puede que lo que conté no sea tan malo? ¿Es posible que no necesite avergonzarme de ello como parte de mí? Ya no siento que me desprecia. Me hace sentir que quiero ir más lejos, explorándome y expresando más de mí mismo. Encuentro en él una especie de compañero mientras hago esto; parece que realmente entiende.
Pero ahora estoy asustado de nuevo, y esta vez profundamente. No me di cuenta de que explorar estas partes desconocidas de mi interior me haría sentir emociones que nunca antes había experimentado. Es muy extraño porque, de alguna manera, no son sentimientos nuevos. Siento que siempre han estado allí. Pero parecen tan perturbadores que nunca me he atrevido a dejarlos salir. Ahora, al experimentar estos sentimientos en las sesiones con él, me siento inestable, como si mi mundo se desmoronara. Solía ser seguro y firme. Ahora me siento expuesto, vulnerable. No es agradable sentir cosas que siempre me han asustado antes. Es su culpa. Sin embargo, curiosamente, una parte de mí tiene ganas de volver a verlo y me siento más seguro cuando estoy con él.
Ya no sé quién soy, pero a veces, cuando siento cosas, me siento sólido y real por un momento. Me inquietan las contradicciones que encuentro en mí mismo: actúo de una manera y siento otra, pienso una cosa y siento otra. A veces es emocionante tratar de descubrir quién soy. A veces me sorprendo pensando que tal vez la persona que soy vale la pena, lo que sea que eso signifique.
Empiezo a encontrar muy satisfactorio, aunque a menudo doloroso, compartir exactamente lo que estoy sintiendo en este momento. Es realmente gratificante intentar escucharme a mí mismo, entender lo que está pasando en mi interior. Ya no me asusta tanto lo que existe en mi interior.
Confío en mi psicólogo, utilizo algunas de mis sesiones con él para profundizar en mí mismo y conocer lo que estoy sintiendo. Es un trabajo aterrador, pero quiero saber. Me siento bastante vulnerable y expuesto, pero sé que no quiere hacerme daño, e incluso creo que le importo.
Incluso puedo decirle exactamente cómo me siento hacia él en cualquier momento, y en lugar de acabar con la relación, como solía temer, parece profundizarla. ¿Será que podría ser así de honesto con otras personas también? Tal vez no es tan peligroso ser yo mismo.
Siento como si estuviera flotando en la corriente de la vida. A veces me derrotan, a veces me hieren, pero estoy aprendiendo que esas experiencias no son fatales. No sé exactamente quién soy, pero puedo sentir mis reacciones en cualquier momento, y parecen funcionar bastante bien como base para mi comportamiento momento a momento. Tal vez esto es lo que significa ser yo. Pero, por supuesto, solo puedo hacer esto porque me siento seguro en la relación con mi terapeuta. ¿O podría ser yo mismo de esta manera fuera de esta relación? Me pregunto. Tal vez podría.
Lo que acabo de presentar no ocurre rápidamente. Puede llevar años. Puede que no ocurra, por razones que no entendemos muy bien, en absoluto. Pero al menos esto puede sugerir una visión interna de la experiencia de la psicoterapia tal como ocurre para el paciente.
Aunque lo complemento con otras técnicas, la psicología humanista tiene protagonismo en mi consulta de Psicología, si estás pensando en acudir a terapia, puedes conocerme mejor en el apartado Sobre Mí