¿Puede la tenacidad superar el talento innato? Angela Duckworth cree que sí
En una conversación diaria, podemos escuchar que la perseverancia es clave para el éxito. Pero si quien lo afirma es Angela Duckworth, es probable que prestemos mayor atención.
Como psicóloga y docente en la Universidad de Pensilvania, ha consagrado su carrera a la validación empírica de esta hipótesis. En el transcurso de su carrera académica, junto a su equipo de colaboradores, ha explorado en seis estudios diferentes el impacto que tiene la perseverancia en el éxito. Los resultados han revelado que la perseverancia es un predictor de éxito incluso más confiable que el Cociente Intelectual (CI). Esto implica que alcanzar metas desafiantes no depende únicamente del talento, sino también de un esfuerzo sostenido y enfocado a lo largo del tiempo.
La fórmula del logro según Angela Duckworth
Curiosamente, fue Martin Seligman, padre de la psicología positiva, quien indicó a Angela que, a pesar de años analizando datos, carecía de una teoría esencial.
Duckworth aceptó el reto y propuso la siguiente fórmula:
Talento x Esfuerzo = Habilidad
Habilidad x Esfuerzo = Éxito
Así, el esfuerzo tiene un papel doble: primero mejora el talento y después aplica este talento mejorado.
Esto significa que al comparar dos personas con niveles de habilidad similares, aquel que invierte más esfuerzo alcanzará mayores logros.
Por ejemplo, una pintora con talento modesto pero consciente de sus limitaciones se dedica a mejorar a través de clases y práctica. En contraste, una pintora con más talento puede depender únicamente de sus habilidades naturales y ejercer menos esfuerzo. Inicialmente, la pintora con más talento podría producir un trabajo superior, pero con el tiempo, la pintora menos talentosa y más diligente podría superarla tanto en habilidad como en logro.
¿Cómo educar en la perseverancia?
Si la tenacidad es un factor más poderoso que el CI a la hora de cosechar logros, parece lógico preguntarnos cómo podemos educar en la perseverancia. En su libro Angela defiende el “tough love” o amor exigente, veámoslo.
El amor incondicional es necesario para el desarrollo emocional sano de una persona; sin embargo, Duckworth argumenta que no debe confundirse con una ausencia de expectativas o desafíos.
En este sentido, el “amor exigente” debe entenderse como un equilibrio entre apoyo y desafío, donde el amor y las expectativas coexisten para promover el crecimiento. La investigación de Duckworth sugiere que una combinación de apoyo incondicional junto con desafíos adecuados puede ser lo más beneficioso, evitando los extremos de un apoyo sin límites o una exigencia sin compasión.
- Los padres y educadores deben colaborar con los jóvenes para establecer metas desafiantes pero alcanzables que promuevan el crecimiento personal.
- Permitir que los jóvenes tomen decisiones con autonomía puede aumentar su compromiso y motivación para perseguir sus metas.
- Enseñar a los jóvenes a ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje es fundamental. Esto implica modelar cómo manejar los contratiempos y discutir abiertamente las lecciones aprendidas.
- El feedback debe centrarse en cómo mejorar y avanzar, en lugar de en las deficiencias o errores cometidos. Esto ayuda a mantener un enfoque en el crecimiento continuo.
- Reconocer y celebrar los logros y el progreso refuerza la importancia del esfuerzo y la dedicación.
El poder de la identidad de grupo
La psicología social nos ofrece una ventana interesante para comprender cómo nuestros entornos influyen en nuestro comportamiento. La conformidad se refiere a nuestra tendencia a alinearnos con las normas y expectativas de un grupo. Un ejemplo icónico es el experimento de conformidad de Solomon Asch, donde un grupo de participantes tenía que estimar cuál de las tres líneas se parecía más al modelo. En realidad, solo uno de los participantes era el sujeto real y el resto del grupo estaba compinchado para dar la respuesta incorrecta. El resultado fue que el 75% de las personas daban la respuesta incorrecta con tal de seguir la idea predominante del grupo.
Podemos aprovechar este modelado grupal para fortalecer nuestra perseverancia. Por ejemplo, de niño comencé a estudiar piano en la escuela de música del pueblo, simplemente por el placer de tocar. Cuando me uní al conservatorio para cursar el Grado Medio de Piano, me encontré de repente en un entorno donde los estudiantes dedicaban todos los días de la semana a sus instrumentos. Existían unas normas no escritas de disciplina, práctica constante y mejora continua. Este entorno fomenta la perseverancia. Los miembros del grupo, al seguir estas normas, no solo mejoran individualmente sino que también elevan el estándar colectivo, creando un círculo virtuoso de motivación y progreso.
A través de la elección deliberada de nuestros grupos de pertenencia, tenemos el poder de crear entornos que nos apoyen en nuestro presente y nos impulsen hacia nuestros futuros ideales.
Perseverancia en acción, el ejemplo de JK Rowling
Para entender mejor cómo se aplica este concepto en la vida real, podemos ver el ejemplo de J.K. Rowling. A los 28 años de edad, se encontraba deprimida y obligada a depender de las ayudas del gobierno. El manuscrito original de Harry Potter fue rechazado por doce editoriales y su agente le advirtió que nunca sería rica como escritora. A pesar de estas dificultades, Rowling perseveró y sus novelas se convirtieron en la serie de libros más vendida de la historia.
Principales críticas al libro Grit
Este análisis no sería equilibrado sin describir las limitaciones del concepto de Perseverancia. Una de las críticas que recibe la teoría de Angela Duckworth es que su definición de Perseverancia se parece mucho al con el rasgo de personalidad “Concienciousness” del modelo de personalidad Big Five. Concienciousness se podría traducir como “Responsabilidad” y es una tendencia a la autodisciplina, a actuar con diligencia y a esforzarse por conseguir logros.
Sin embargo, sería más apropiado decir que la perseverancia o Grit se distingue porque enfatiza el compromiso sostenido hacia metas significativas más allá de la pura meticulosidad o perfeccionismo.
Por otro lado, el éxito es un concepto abstracto cuyo significado varía de una persona a otra. Para algunos, los ingresos económicos pueden ser un indicativo de éxito, mientras que otras personas prefieren definir el éxito basándose en otros factores dependiendo de sus valores, experiencias de vida, y objetivos personales.
Algunos críticos sugieren que Duckworth minimiza el rol del talento innato, ilustrado por ejemplos de campeones como Magnus Carlsen, el maestro de ajedrez, cuyo éxito se ha logrado con aparentemente menos práctica que otros. Indudablemente la fórmula es una simplificación y el talento es importante, al fin y al cabo, nada detiene a la persona con gran talento de aplicar la perseverancia.
Finalmente tenemos que tener en cuenta cómo factores como el apoyo social o las oportunidades disponibles, contribuyen al éxito. Estos son factores externos a la personalidad que afectan en el resultado final.
En resumen, «Grit» de Ángela Duckworth nos invita a mirar dentro de nosotros mismos. Nos recuerda que, más allá del talento con el que nacemos, es nuestra capacidad para perseverar, día tras día, lo que nos define.
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Haz click aquíReferencias
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Duckworth, A. L., Peterson, C., Matthews, M. D., & Kelly, D. R. (2007). Grit: Perseverance and passion for long-term goals. Journal of Personality and Social Psychology, 92(6), 1087–1101. https://doi.org/10.1037/0022-3514.92.6.1087
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The Newsroom. (2003, June 16). The JK Rowling story. The Scotsman. https://www.scotsman.com/arts-and-culture/books/the-jk-rowling-story-2478095